IMPACTO DE LAS
TI
En la actualidad quien vea las nuevas tecnologías
como enemiga está destinado a nada contra la corriente y eso, puedo apostar,
que va a ser desgastante.
La tecnología es el resultado del avance del
hombre y de cómo esta le facilita la vida. Por ende, debe estar inmersa en la
educación sin lugar a dudas, pues a través de esta, el acceso al conocimiento
está solo a la distancia de un clic, favoreciendo un aprendizaje globalizado y
dinámico, aspecto que en el siglo pasado se veía, tal vez, con escepticismo.
El papel del docente frente al tablero recitando
por horas conocimiento ha quedado atrás. Somos ahora los docentes, los
encargados de orientar el proceso de aprendizaje con una mirada de asombro,
puesto que los estudiantes, al ser nativos digitales, en algunos casos, conocen
más estrategias interactivas de aprendizaje; y con un papel de orientación con
la que, siendo responsables de sí mismos, puedan aprovechar todas las bondades
que las nuevas tecnologías les ofrecen.
La tecnología llegó para quedarse y lo va a hacer
por mucho más tiempo, sino es por el resto de esta era, pues ya la vida está
fusionada con ella, en todos los ámbitos, reiterando que en plano educativo es
igual.
Es por esto que, como los peces, debemos aprender
a nadar para no ir contra la corriente, sino que sea ésta la que nos permita
nadar con mayor soltura, haciendo de nuestro viaje y el de nuestros educandos,
un recorrido placentero, donde el gozo por aprender y la capacidad de asombro
nunca se pierdan. Donde el estudiante sepa dónde, cómo y con qué criterios de
búsqueda y cuidados, seleccionando la temática por aprender y las diversas
maneras de hacerlo, respetando su propio ritmo de aprendizaje, sus gustos e
ideales.
Esto es de verdad enseñar apoyados en las nuevas tecnologías,
convertirnos el maestro que da las orientaciones para nadar y sentir la dicha
del deber cumplido, cuando observamos que nuestros estudiantes se arrojan a
explorar el mundo del cocimiento y lo hacen de manera certera.